jueves, 21 de mayo de 2015

Azul

Él vive de los recuerdos, siempre está ahí cuando lo necesito, llena a mí en los momentos que más lo necesito y me hace recordar los momentos más maravillosos que he tenido en la vida.

Cuando aparece a vida cambia de color, su compañía es lo más hermoso que puede ofrecer, te da calor, te da aliento para salir adelante, te llena de gozo, ese que hace falta cuando te sucede algo que no esperabas siempre está ahí, para ti y para quien lo quieras compartir

Él es Azul, lleno de vida, su mirada es serena y constante lo que me reconforta cada vez que está junto a mí es alegre su sonrisa siempre  hace sentirme motivado y lleno de vida, esa misma que ha permitido que viva grandes momentos y que por varias razones hace que vea la vida  de distinta forma, así quiero vivirla y disfrutarla in tener que sobrepasar los límites, esos límites que azul me enseña cada día  y no me deja caer en las adversidades del mundo real.


Ese mundo que cada día muestra ese lado hermoso y por otro lado la crueldad que tienen algunos seres contra la tierra, con nuestros bosques, nuestros animales y nosotros  mismos, ese mundo no lo permite Azul para mí; él está lleno de amor de paz, de armonía y que no sería capaz de dañar la vida de ningún ser, porque  su  lema está compuesto por el amor y la fraternidad así fue concebido por el  amor y la cordialidad.


miércoles, 20 de mayo de 2015

Horizontes inciertos


Maria Ruby, hace parte de los más de 5 millones de desplazados por el conflicto armado en Colombia, las inclemencias de la violencia la condenaron al destierro. Ahora es vendedora ambulante en el parque Botero; ahí yacen junto a ella y sus recuerdos, todos aquellos a los que la violencia ha sepultado en vida.

Una vida llena de color, brisa, cantos de gallo, una mañana con olor a caña y a café, así eran los amaneceres de María Ruby todas las mañanas  en San Pedro San Rita un corregimiento de Andes Antioquia.
María Ruby, vivía con su esposo y sus hijos en la vereda, llevaban una vida llena de gozo, no tenían problemas con nadie a pesar de vivir en una región que se ha visto golpeada por la violencia  de los grupos armados del país.
Cierta mañana, como de costumbre los niños eran llevados a la escuela y Luis Alberto salía al campo a trabajar, mientras tanto ella se quedaba  en casa preparando el almuerzo y arreglando la casa; trabajo costumbre que tienen las amas de casa de esta región.
A eso de las 9 de la mañana, llegaron dos señores y tocaron la puerta y ella los atendió, de repente sacaron un arma y le pidieron que tenían que darle dinero a lo que ella le respondió: no tengo dinero, acá solo tenemos esta vaquita que es la que no da para la comida, ellos le dijeron que  les daban dos días para conseguir el dinero sino se atenían a las consecuencias.
Ella con temor  cerró la puerta  y asustada no sabía qué hacer, esperó a que su esposo llegara y le contó lo que había  pasado; la cosa no paró ahí, lo mismo le sucedió a al resto de los vecinos que con temor no sabían que  hacer, los días pasaron y se llegó la fecha del pago.
El domingo por la mañana María Ruby preparaba el  desayuno,  su esposo estaba sentado en la sala con los niños de lado y lado esperando el tinto que ella preparaba, de repente llegaron 15 encapuchados que lo maltrataron delante de los niños, ella en la cocina sentía temor,  temor que sintió más en los siete disparos que acabaron con la vida de Luis Alberto.
En ese momento en medio del dolor y la angustia por lo que estaba pasando, tomó el revolver  que estaba detrás de la puerta, le echó mano y mató a uno de los encapuchados que acabó con la vida de su marido; al ver que ella estaba viva, tuvo desplazarse y les tocó arrancar para Medellín.
En Medellín el puente de Niquitao fue el refugio para ella y sus hijos, le tocó vivir entre habitantes de la calle y consumidores de vicio, fue una vida muy dura, estando ahí se le robaron a uno de los niños que solo tenía 27 días de nacido logró recuperarlo por medio de una foto  recorriendo las calles del frío centro de la ciudad María Ruby desde ese entonces  ha padecido las inclemencias  más duras en la vida. Dormía sobre unos periódicos, cocinaba en latas de Leche Klim y la comida la servía en jaboneras.
Al pasar los días, se fue a vivir con sus hijos al barrio San José de la Cima al lado de una de las casa más temibles de Medellín “La casa del terror” lugar  que tuvo un pasado tortuoso, masacres, gritos, lamentos y la comunidad sin poder hacer nada, hoy solo quedan escombros y las historias más escalofriantes que prefieren no recordar, ella lleva una vida tranquila, y trabaja actualmente en la Plaza Botero  de Medellín vendiendo tintos, cigarrillos y trabajo en crochet .




Una llama llena de vida

Esa tarde  llena de color, risas por montón esa tarde donde transcurría todo con normalidad, ellos siempre jugando, pasaban la mayor parte del tiempo con su madre quien a cada rato les llamaba la atención por los juegos pesados que a veces tenían.
El negro, así como llamaban o aun llaman al mayor de cinco hijos de la familia Contreras Feria, quienes viven en la ciudad de Montería en la zona céntrica del Municipio, fue quien llevó siempre el mando entre sus hermanos; esa tarde los incitó a jugar con fuego, lo que nunca se imaginaron es que tal hazaña terminaría muy mal.
Comenzaron recogiendo basura  para que las llamas crecieran más y lograran incluso hacer un “cocinao” lenguaje típico de la región al jugar a la comidita; todos estaban reunidos  viendo como el fuego crecía y crecía, pero el negro quería ver más grande la llama, buscó petróleo  por todos lados, que con tan mala suerte confundió el tarro de este líquido inflamable, con uno más potente que por un casi acaba con la vida de todos ellos, Gasolina.
Su padre trabaja arreglando vehículos, por eso siempre tuvo en casa un frasco  lleno de gasolina para desengrasar los repuestos que arreglaba, situación que por descuido de ellos, el hijo mayor que en esa época tenía 8 años, tomó el tarro equivocado y lo arrojo al fuego para que la llama creciera más.
De repente las llamas crecieron tanto que se convirtió en una cortina ardiente, ellos  en ese callejón de la casa, quedaron atrapados pidiendo ayuda, los gritos eran tan fuertes que los vecinos de la cuadra escucharon los lamentos, todos corríamos desesperados buscando ayuda para sacarlos de ese infierno.
Su madre daba gritos al ver a sus hijos envueltos en esa llamarada, gritaba desesperadamente pidiendo ayuda, los vecinos buscaron palos, agua, trapos para combatir las llamas, lo que resultaba casi imposible por lo grande que estaba; de un momento a otro  apareció mi madrina, quien se bañó al pie del tanque del agua,  y se metió sin pensarlo dos veces a sacarlos de ahí.

La gente gritaba despavorida al ver que los niños se estaban quemando, ya las carita se veían todas quemadas, ellos no paraban de llorar, yo menos lo hacía al ver como se estaban quemando por un juego que su hermano había practicado, Chave, como la llaman en el barrio pasó entre las llamas  y los ayudó,  los sacó uno a uno en sus hombros, la gente aplaudió esto, porque nadie se atrevía hacerlo, así lograron salvarse de una tragedia  que como cosas de niños, era un juego, al que no vieron las grandes consecuencias que ocasionó este incendio que nunca en el barrio se olvidará.

Relato de un Naufrago

1.   La obra “El Relato de un Náufrago”, cuenta que el  22 de febrero de 1955, se informa a la tripulación del destructor Caldas de la marina, su regreso a Colombia después de haber estado ocho meses en reparaciones en Mobile, Estados Unidos. El 24 del mismo mes, zarpa el destructor rumbo al puerto colombiano de Cartagena. Durante su regreso el destructor es azotado por fuertes olas, arrojando al mar a ocho miembros de su tripulación. Solo uno de ellos, Luís Alejandro Velasco, se logra salvar milagrosamente de la tragedia encontrando una balsa en medio de las olas. Luís Alejandro Velasco permanece diez días sin comer ni beber a la deriva, azotado por el sol, los hambrientos tiburones y sus propias alucinaciones.

Después de luchar contra el hambre y los tiburones, logra llegar hasta una isla, donde es encontrado en una playa desierta al norte de Colombia por un  hombre que lo acoge y le da los cuidados necesarios hasta llegar al hospital naval. Un día el sobreviviente acude al periódico El Espectador de Bogotá para así, poder contar la historia de lo sucedido. Un mes después es publicada la historia en forma de libro de lo que ocurrió en realidad en el día del naufragio dejando a la luz muchas verdades, las que se convierten en denuncia política que destruye la gloria y la carrera del náufrago y condena la carrera del exitoso periodista Gabriel García Márquez

2.   Luis Alejandro Velasco, joven marinero macizo de apenas 20 años de edad, natural de Bogotá provenía de familia humilde como la que imperaba entonces en aquella época, quien es el personaje principal del relato y de la odisea en el mar, tanto en la novela como en la realidad. Él mismo es quien cuenta lo que sucedió a García Márquez para que lo escriba tal y como sucedió, en su periódico. Tenía un instinto excepcional del arte de narrar de echo la obra está firmada en primera persona, una capacidad de síntesis y una memoria asombrosas y de bastante dignidad silvestre como para sonreírse de su propio heroísmo

3.    El protagonista es un marinero que regresaba Cartagena, donde vivía, en el destructor en el que estaba embarcado. Formaba parte del ejército de la Marina colombiana y en ese viaje de vuelta, él y otros siete marineros cayeron al mar a causa de un accidente con la mercancía que llevaban de contrabando, esto  fue en parte lo que causó un revuelo en los medios de comunicación  que en este caso sería el Espectador, cuando el náufrago Luis Alejandro Velasco y el escritor Gabriel García Márquez se pusieron manos a la obra para realizar este relato ninguno de los dos podría imaginarse las consecuencias que iba a suceder esta novela en su país. Colombia estaba entonces bajo la dictadura militar y folclórica del general Gustavo Rojas Pinilla. La prensa estaba censurada y el problema diario con el que se encontraban las imprentas era el de publicar noticias sin gérmenes políticos. El periódico “El Espectador” era sacado adelante por Guillermo Cano, director, José Salgar, jefe de prensa, y Gabriel García Márquez que era el reportero de planta.

4.   El narrador cuenta la historia en primera persona; es un narrador protagonista, el náufrago que sufre los hechos, narra su historia según como lo vivió y  todo lo que tuvo que atravesar en todo el  trayecto que vivió el narrador, que también es un narrador actor, puesto que forma parte de la historia y el narrador protagonista por ser el personaje principal de la historia, el protagonista va explicando todo lo que siente y piensa en cada momento y debido a las características de la aventura hay pocos diálogos, así que la narración se hace aún más importante.

5.   El episodio  más dramático de esta odisea para mi es cuando  la balsa empieza a dar vueltas de campana a causa del fuerte oleaje  por las tormentas que se presentan donde Luis Alejandro se amarra fuerte con su cinturón y logra sobrevivir, ya que los tiburones siempre iban  puntuales a las cinco y en ese momento eran las doce de la noche.

6.   La obra como tal muestra la realidad  que se vivía en la época, donde escándalos como este, que tenía que ver con contrabando, hacía quedar mal tanto al medio de comunicación, como a la empresa o entidad que llevaba  a bordo, lo que hace que al periodista, Gabriel García Márquez es publicar esta historia a modo de relato personal, donde se encarna en el personaje de la obra. Lo que para los medios es un valor agregado donde la narrativa utilizada, hace que el lector se incluya en ella y los medios hacen posible que esto se dé, por la efectividad a la hora de dar a conocer hechos o situaciones que pasan en nuestra cotidianidad.


7.   Realmente no sé qué más agregar a este relato, siendo uno de los mejores que me  he leído, aunque algunos aspectos me dejan un poco en duda e intriga por saber si son ciertos o no. A parte de esto me ha gustado mucho la reacción del protagonista ante esta situación que le sorprendió en altamar el coraje, y nivel de supervivencia mostrados en la obra, que para mí, es una buena historia. 

El nocaut de Pambelé



* Ejercicio basado en el texto El Oro y la oscuridad de Alberto Salcedo Ramos.

Gritos, batas blancas…compasión pedía para sentirse bien, así como en sus tiempos de brillo y fama las cámaras lo buscaban por su nombre, Kid Pambelé  padecía su adicción tras las paredes en un lugar de reposo.

La vida de Kid Pambelé que se ha visto enfrentada por situaciones que se presentan en la cotidianidad, en algunos casos: llanto, maltrato verbal, trastornos, en su caso la fama, lo llevó a tener una vida un poco complicada;  cuando dejó de golpear las paredes, las cámaras no dejaban de flashear  el momento en el que  se cogía el mismo a golpes y lucía  desvalido como en sus más duros encuentros; Con expresiones coloquiales de su región, solo alcanzó a decir ¡Ay mi madre! Llorando tapó su cara con las manos;  su equipo médico quien lo trata en el Hospital de San Pablo en Cartagena

Christian Ayola, el siquiatra del hospital que estaba a cargo del caso de Pambelé, salía almorzar, quedo estupefacto a ver las imágenes que salían por el noticiero, lo cual le parecían muy fuertes y de mal gusto; pero le preocupaba más no tanto el discurso que iba a dar , sino preguntar  por el paciente que entró en crisis, pensó que había tomado algo que no le había recetado “Él tenía que estar a punta de eurolépticos para el estado sicótico y estabilizadores para el humor”, recuerda Ayola.

Para época de elecciones presidenciales, el candidato del partido conservador, Andrés Pastrana, llamó por la mañana pidiendo que lo dejaran ver, a lo que su médico de cabecera no se opuso a la visita, lo único que le pidió es que fuera en secreto y no un acto público con intenciones políticas; a lo que respondió efusivo que a los amigos  no se les esconde; Amistad formada hace 22 años, cuando El presidente de la República de Colombia era Misael Pastrana y Antonio Cervantes, más conocido como Kid Pambelé, era el campeón mundial de peso Walter Junior.



La afinidad entre ellos fue de una, el presidente  en el Palacio de San Carlos, lo tenía como un ejemplo  en sus discursos  y se hacía tomar fotos frente al televisor, cuando Pambelé  estaba en el ring; aparte de esto, fue a Palenque el pueblo pobre donde nació el campeón  a inaugurar los servicios de energía y acueducto; Kid Pambelé, por su parte, le dedicaba cada triunfo y viajaba desde donde estuviera para acompañar a Andrés, el hijo del presidente entonces un muchacho de 18 años, a las caminatas que organizaba por las calles de la ciudad de Bogotá.

El 28 de octubre de 1972, Kid Pambelé se coronó el título, el país permanecía en adoración por el premio, los medios de comunicación de esa época no le perdían pisada, siempre estaban sobre él; el Heraldo de Barranquilla lo mostraba en el aeropuerto como besaba a una rubia de camisilla verde. El diario el Universal de Cartagena, lo encontró en una notaría, mientras firmaba las escrituras de varios apartamentos que había comprado de una; lo mismo pasó con el Espectador, quien informó por quien iba a votar en las próximas elecciones, de este modo otros periódicos, lo buscaban en la casa presidencial y de escritores  como León de Greiff, para preguntar sobre el ídolo del momento

Pambelé, además, salía con la cantante de moda de la época en el país, donde recibía homenajes de alcaldes y concejales, cultivaba amistad con famosos como José Luis Rodríguez El Puma  y Óscar de León; regalaba toros en cuanta corrida podía, coronaba reinas en ferias populares, les tenía grandes casonas a sus dos mujeres oficiales, pontificaba sobre la temperatura ideal del vino de Oporto, se hacía brillar las uñas en salones de belleza, coleccionaba carros lujosos en cada una de sus viviendas y pagaba  a todos los boxeadores con quien se enfrentaba.

Para Juan Gossain, Pambelé  fue el hombre que nos enseñó a ganar a todos, antes de él, éramos un país de perdedores, solo nos quedaba conjugar el verbo triunfar, solo celebrábamos los empates, como el de la unión soviética  en el mundial de 62. Pambelé, logró convencer que “si se puede pasar de victorias  morales a victorias  reales”.

A  qué hora es la pelea de Pambelé, exclamaban sus seguidores, cuando el esplendor  del boxeador era un tema  casi que obligado para  todo, el expresidente Belisario Betancur cuenta que en cierta ocasión en una reunón en Madrid junto a Gabriel García Márquez exclamó, que  había llegado el hombre más importante del país, para el momentos Gabo, buscaba y preguntaba ¿dónde está Pambelé?


Y Pambelé estaba sentado en el borde de su cama en el Hospital San Pablo. Lloraba sin parar, con un resuello profundo. A la edad 49 años había perdido esa imagen invencible del pasado, ese cuerpo escultural que en su época de boxeador causaba asombro en las ruedas de prensa, de eso ya no queda nada, sus huesos continuaban allí, escasamente cubiertos por la piel, se veía sucio. Las batas de la clínica, esas que son anchas y blancas, algunas que otra vez manchadas, aumentaba su aire de huérfano.

En sus brazos salían las venas, gordas y tensas. Su color de piel negra ya no brillaba, sino que se asemejaba un desgaste como el óxido. Donde antes resplandecía un diente recubierto de oro con sus iniciales engastadas, había ahora un pasaje oscuro que inspiraba pesar. Sus ojos no parecían hinchados por el llanto sino por una paliza.

Viéndolo así, el médico Christian Ayola no fue capaz de probar bocado, le parecía el colmo que se expusiera el dolor de un ser humano a semejante contemplación tan morbosa, desde ese momento hubiera hecho cualquier cosa con tal de impedir que un lugar como lo son los hospitales, fuera un lugar de respeto, se comunicó por teléfono a la enfermera jefe y le dio las instrucciones del caso. Cuando colgó se puso a pensar que en Cartagena todo conspiraba contra el propósito de curar al personaje más importante de la época.