miércoles, 20 de mayo de 2015

Una llama llena de vida

Esa tarde  llena de color, risas por montón esa tarde donde transcurría todo con normalidad, ellos siempre jugando, pasaban la mayor parte del tiempo con su madre quien a cada rato les llamaba la atención por los juegos pesados que a veces tenían.
El negro, así como llamaban o aun llaman al mayor de cinco hijos de la familia Contreras Feria, quienes viven en la ciudad de Montería en la zona céntrica del Municipio, fue quien llevó siempre el mando entre sus hermanos; esa tarde los incitó a jugar con fuego, lo que nunca se imaginaron es que tal hazaña terminaría muy mal.
Comenzaron recogiendo basura  para que las llamas crecieran más y lograran incluso hacer un “cocinao” lenguaje típico de la región al jugar a la comidita; todos estaban reunidos  viendo como el fuego crecía y crecía, pero el negro quería ver más grande la llama, buscó petróleo  por todos lados, que con tan mala suerte confundió el tarro de este líquido inflamable, con uno más potente que por un casi acaba con la vida de todos ellos, Gasolina.
Su padre trabaja arreglando vehículos, por eso siempre tuvo en casa un frasco  lleno de gasolina para desengrasar los repuestos que arreglaba, situación que por descuido de ellos, el hijo mayor que en esa época tenía 8 años, tomó el tarro equivocado y lo arrojo al fuego para que la llama creciera más.
De repente las llamas crecieron tanto que se convirtió en una cortina ardiente, ellos  en ese callejón de la casa, quedaron atrapados pidiendo ayuda, los gritos eran tan fuertes que los vecinos de la cuadra escucharon los lamentos, todos corríamos desesperados buscando ayuda para sacarlos de ese infierno.
Su madre daba gritos al ver a sus hijos envueltos en esa llamarada, gritaba desesperadamente pidiendo ayuda, los vecinos buscaron palos, agua, trapos para combatir las llamas, lo que resultaba casi imposible por lo grande que estaba; de un momento a otro  apareció mi madrina, quien se bañó al pie del tanque del agua,  y se metió sin pensarlo dos veces a sacarlos de ahí.

La gente gritaba despavorida al ver que los niños se estaban quemando, ya las carita se veían todas quemadas, ellos no paraban de llorar, yo menos lo hacía al ver como se estaban quemando por un juego que su hermano había practicado, Chave, como la llaman en el barrio pasó entre las llamas  y los ayudó,  los sacó uno a uno en sus hombros, la gente aplaudió esto, porque nadie se atrevía hacerlo, así lograron salvarse de una tragedia  que como cosas de niños, era un juego, al que no vieron las grandes consecuencias que ocasionó este incendio que nunca en el barrio se olvidará.

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